El chile es parte de los festejos de nuestra independencia, pero también de la historia que llevó a que nuestra nación fuera libre y soberana. Se cuenta que Agustín de Iturbide firma los Tratados de Córdoba y consuma de este modo la Independencia de México en 1821, marcha con el Ejército Trigarante a la capital y en su paso por Puebla, las madres agustinas del Convento de Santa Mónica los recibieron con el famoso chile en nogada, platillo que representa los colores de la bandera del ejército (verde, blanco y rojo).
La identidad de México va de la mano con sus colores y sus símbolos patrios, la RAE define al símbolo patrio como aquella figura, elemento u objeto que tiene la misión de representar y asimismo de diferenciar a una nación o país frente a otras, el chile se ha convertido en un símbolo patrio no oficial de México alrededor del mundo.
Los mexicanos no sólo hacen del chile uno de los ingredientes elementales en los platillos que consumen; sino que, además, se identifican con él de manera vital gracias a su picor, su bravura y su sabor, algunas de las características más respetadas en este fruto.
Sus usos más allá de la cocina lo han convertido en un elemento omnipresente cuyo empleo va desde lo medicinal para calmar el dolor de dientes, aliviar el estreñimiento y propiciar la labor de parto, hasta lo estético en shampoos que lo contienen como Chili&Chili, teniendo como activo natural la capsaicina, sustancia activa que estimula el crecimiento y fortalecimiento del folículo piloso, además de prevenir la alopecia.
